lunes, 31 de diciembre de 2007

El viejo dragón que guarda nuestros tesoros


El soporte cinematográfico es tan frágil que la mayor parte del cine de la etapa muda se ha perdido parcial o completamente. Por ello, ya desde 1898 se alza la voz de alarma sobre la necesidad de crear un tipo de institución que conservara las películas como parte del patrimonio cultural de la humanidad. Este aviso fue lanzado por vez primera por el operador de Lumiere, Boleslas Matuszewski, que sugirió un “depósito de cinematografía histórica”
Ya entrado el siglo XX, en 1914, nacía el que será con el tiempo uno de los pioneros de la conservación cinematográfica; Henri Langlois (Esmirna1914-París 1977). Hombre carismático, trabajador incansable y de gran sensibilidad, Langlois profesaba un apasionado amor por el cine.
En 1935, Langlois y Franju, fundan la Cinemátheque Francaise, con gran esfuerzo y gracias a la ayuda financiera del entonces editor de La Cinématographie Francaise, Paul-Auguste Harlé, se hacen con sus dos primeras copias de cine; La caída de la casa Usher (The fall of the House of Usher. Jean Epstein, 1928) y El nacimiento de una nación (Birth of a nation. D.W. Griffith, 1915).
Este era el comienzo de una institución que se convertirá en pieza clave para la historia de la cinematografía mundial. La Cinemateca francesa preservó de la destrucción no sólo multitud de películas francesas sino las copias de Intolerancia (Intolerance, David W. Griffith,1916), Avaricia (Greed. Erich von Stroheim, 1925 ), películas de Pabst y Dreyer, Nosferatu (Nosferatu, F.W. Murnau, 1922) o el El gabinete del Doctor Caligari (Das Kabinett des DoktorCaligari, Robert Weine, 1920) entre otras.
También rescató de su pérdida las primeras películas de Howard Hawks y restauró La marcha nupcial (The wedding march, Erich von Stroheim, 1928). La labor de la Cinemateca tanto de búsqueda de material como la de su conservación fue incansable desde sus inicios, copias de las películas, carteles, fotografías etc...
“El animador de una cinemateca es una especie de encantador de serpientes, un flautista de Hamelín, Es muy duro...” decía Langlois.
En 1948 se inaugura, gracias también a la iniciativa de Langlois, el Musée Permanent du Cinéma en la Avenue de Messine en París, y en el que una de las actividades era la exhibición en una pequeña sala que se convirtió en punto de referencia y encuentro para algunos jóvenes cineastas que con el tiempo fundarían su propio cine-club; Francois Truffaut, Jean Luc-Godard, Eric Rohmer, Claude Chabrol o Jacques Rivette, eran asiduos de la sala donde descubrieron y más tarde reivindicaron en las páginas del Cahiers du Cinema las películas del expresionismo alemán, a Hawks, Ford o Hitchcock.
El director Wim Wenders le dedicó su película El amigo americano, producida en 1977 poco después de la muerte de Langlois en París.

Algunas de las figuras más destacadas del cine dijeron de él;
George Sadoul; “Henri Langlois no es solamente el fundador de la Cinemateca francesa, sino también el alma y el cuerpo de la misma”

Jean Renoir; “Es a él a quien debemos nuestra pasión por el cine”

Alain Resnais; “Langlois era mi ídolo. El me hizo descubrir películas que no podía ver en ningún otro sitio. No sólo Feuillade, sino también, Buñuel, Fritz Lang, los rusos clásicos, Avaricia, Intolerancia”

Bernardo Bertolucci; “La única escuela de cine es ir al cine y no perder el tiempo estudiando teoría en las escuelas de cine. La mejor escuela de cine en el mundo es la Cinemateca en París y el mejor profesor es Henri Langlois”

Ingrid Bergman; “Henri Langlois creó un trabajo artístico. Como el pintor que crea un cuadro, el escultor, una escultura, él ha creado la Cinemateca”

Jeanne Moreau; “Hace que nuestras películas se mantengan constantemente vivas”

Abel Gance; “La Cinematheque Francaise no es nada salvo un corazón llamado Langlois”

Jean-Luc Godard; “No existe ningún amante del cine que no tenga algo que agradecerle a Langlois. Ni un director que no le deba algo de su vocación”

Lillian Gish; “De todos los hombres que he conocido, Henri Langlois es el más dedicado a la conservación del cine”.

Francois Truffaut; “Henri Langlois no era un film-maker sino un screening-maker. Comprar, intercambiar, robar, salvar películas no puede ser una profesión sino el ejercicio de una pasión".

En palabras de Langlois; “Debemos intentar conservarlo todo, salvarlo todo, mantenerlo todo, y renunciar a jugar a aficionados a lo clásico. No somos Dios, no tenemos el derecho a creer en nuestra infalibilidad...Hay malas películas que siguen siendo malas, pero que con el tiempo pueden convertirse en películas extraordinarias....Victoria de la Cinemateca es la de haber hecho posible parte de la Nueva Ola, o haber ayudado a Resnais y Rouch, o haber contribuido entre 1938 y 1939 en Milán y Roma a las fuentes del neorrealismo”

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