"Larga procesión de ojos andando de puntillas". Eso lo escribió Picasso y era un verso y ahora Enrique Morente tamiza ese "delirio surrealista" por tientos y soleares en "Pablo de Málaga", homenaje a la emoción que le produjo al cantaor granaíno contemplar el "Guernica".
¿Qué es lo que le impactó de los textos de Picasso?
La libertad que elegía para escribir, sin mirar ninguna forma convencional de escritura. Hay que tener en cuenta que es un pintor que escribía, no un escritor que pintaba. Al parecer, le daba bastante pudor enseñar sus escritos. Creo que fue un amigo el que le animó a publicarlos.
¿Ese atrevimiento de aficionado ante la literatura le parece un valor?
Yo creo que sí. Lo que no puedes hacer, si eres amateur en un género, es pretender ser una figura. Pero si lo haces sin pretensiones, algo positivo te sale. Por ejemplo, yo mismo empecé un corto este verano.
¿Pero lo dirige usted?
Sí, me compré una cámara y algo terminaré haciendo, aunque es algo muy de aficionado. Además, tengo íntimos amigos en el mundo del cine, como los hermanos Trueba o Carlos Saura, y no me he atrevido ni a comentarlo siquiera.
En una de las canciones, se oye la voz de Picasso diciendo que se siente muy español. ¿Usted comparte este sentimiento?
A mí, la idea chovinista de amor y patria no me gusta, pero en el sentido que lo dice Picasso sí me gusta mucho. Picasso habla de ser español en la época de la posguerra y el exilio, habla desde la persona que no puede entrar a su país. Por otro lado, el sentido chovinista de la patria no lo entiendo. La patria hoy en día es el planeta Tierra, que es lo que queremos la gente que amamos la libertad.
En la última canción del disco, hay música electrónica. ¿Cómo surgió?
Fue por Maxi Ruiz, del Primavera Sound, que tiene un grupo que se llama Ruizpantaleón. Me pidió una colaboración en su trabajo y le dije que sí, pero que partíamos la colaboración como un bocadillo de calamares, fifty-fifty. El arreglo que hay de fondo es el mismo en su disco y en el mío.
¿Se ve profundizando en esta línea electrónica?
Joder, me da miedo porque la electrónica me gusta cada día más. La máquina te quita una cantidad de problemas... Te quita la esclavitud del dominio de un instrumento, te ofrece sonidos maravillosos, te permite hacer volar la imaginación de una manera extraordinaria.
¿Sería capaz de firmar un disco entero de electrónica?
Sí, sí, claro. Me da un poco de miedo; pero como siga así, me voy a dedicar al cante flamenco electrónico.
Volviendo al disco: homenajea, cómo no, al Gernika. ¿Es una utopía que no haya guerras?Desgraciadamente. Hay millones de personas que no quieren la guerra, pero los líderes del planeta, como se ven arriba, se conoce que se encorbatan y se piensan que son los brujos de la tribu, que saben lo que hay que hacer. Y al final son los que deciden los bombardeos. Es demencial, es de mentes enfermas.
¿Ha sufrido mucho por vivir el flamenco de una forma tan rupturista?
Sufrimientos siempre existen a la hora de trabajar, pero ya han pasado. Ahora ya no miro al pasado, ahora sólo miro lo próximo.
Son muy interesantes los experimentos que ha hecho con Sonic Youth o Llorenç Barber, ¿pero no son experiencias algo fugaces?
Me gustaría hacer trabajos más profundos, intensos y largos, como he hecho con otros músicos. En todo caso, simbolizan lo que se puede hacer en el futuro.
Colaboró con Los Planetas en ‘La leyenda del espacio'...
Me encanta ese disco. Es al revés que lo mío: el rock va hacia el flamenco. El trabajo que hace Jota me parece genial. Lo mismo acabamos haciendo un grupo juntos.
¿Cómo ha sido el reencuentro con las canciones de ‘Omega'?
Ahora lo canto con más serenidad y lo disfruto más. En aquel momento, había mucha tensión, la tensión del riesgo, de sentirte observado.
Al grabarlo, ¿era consciente de que estaba haciendo un disco casi mítico?
Para nada. Era consciente de que me jugaba mi carrera como cantaor flamenco. Para el mundo del flamenco, era un choque. Estoy muy contento de que, pasado el tiempo, haya muchísimas personas que sigan demandando el disco. Por eso hemos vuelto.
¿Qué opina del flamenquito?
Es necesario también. Es otra intención, pero hay arreglistas e instrumentistas muy buenos. Y al hacerse mucha cantidad puede salir calidad.
-Extraído de periódico Público-